¿Curso virtual?


Como vamos a conversar en el marco de un proceso formativo de maestría, nos toca obrar de una manera sistemática. No hay proceso formativo asistemático, aunque sus efectos tengan mucho que ver con la contingencia.

El curso no consiste en la cultura wiki de moda (según la cual todos construimos, porque todos tenemos derecho); esta idea confunde ámbitos muy distintos: el ámbito de los derechos no es el ámbito propio de la educación (aunque ella no pueda sustraerse a los derechos, pero eso no le es específico sino, más bien, una condición de posibilidad). El asunto del conocimiento es entre quienes quieren y, de entre este conjunto más restringido, es entre quienes pueden. Mientras los derechos se tienen de entrada, en relación con el conocimiento sólo tenemos posibilidad… y no depende del otro (como en el caso del derecho) que la actualicemos, sino de nuestro propio trabajo.

El curso tampoco consiste en opinar. La opinión, casi que por definición, se sustrae a una estimación seria, pues sólo pide para sí “respeto”… sin embargo, ¿han oído a algún geómetra, a algún astrónomo, a algún filósofo pidiendo respeto para un teorema, para una hipótesis, para una teoría? ¡Al contrario! Los trabajadores intelectuales ruegan que les discutan sus asertos. En el campo de la ciencia, más vale una buena objeción que mil confirmaciones. Para estimar seriamente un enunciado, en primera instancia hay que estar a su altura; es decir, no puedo ignorar lo que dice un campo de saber y pasar a objetar sus enunciados. Claro que hay momentos intermedios: cuando me estoy formando, justamente estoy adquiriendo la gramática de un campo, para saber qué dice y cómo lo dice, y en tal dinámica, por supuesto que pregunto y digo muchas cosas de las que después tendré más claridad, en relación con las cuales puedo tener después posiciones distintas. Pero otra cosa es hacerse deliberadamente fuera del campo (por ejemplo: cuando no se está realmente interesado en hacerse experto en ese campo) y sin embargo pretender objetarlo.

Entonces, un enunciado se trata seriamente cuando se le buscan sus presupuestos, sus implicaciones, cuando se contrastan sus conclusiones y sus recorridos argumentativos, etc. Es decir la “crítica” es ante todo inmanente.

Entonces, el asunto del blog, más bien, es de argumentación. Y la argumentación, por definición, es falible en una discusión. En cuyo caso, no todos podemos hablar de todo. Ahora bien, eso no quiere decir que las inquietudes no tengan que ver con el asunto; a veces incluso podrían tener que ver más que lo otro que se está diciendo… pero se necesita organizar la discusión. ¿Por qué el asunto del blog es de argumentación? Curiosamente porque las clases presenciales tienden a volverse “conversatorios”, “lluvias de ideas” y ese tipo de cosas. Contra el bla-bla por fuera de un campo formativo, hacemos un blog para que los estudiantes vuelvan a la escritura, para que se comprometan con lo que logran articular.

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